martes, 29 de septiembre de 2009

Los productos artesanos son aquellos en los que la aportación manual del productor, el artesano, es el elemento principal del objeto. La artesanía es especial debido a sus características estéticas y creativas, pero más que nada a su vinculación a la cultura: cada pueblo del planeta produce objetos artesanales diferenciados, que forman parte de sus atributos identitarios. La artesanía es un patrimonio cultural transmitido a través de la tradición; principalmente, se ha transmitido de padres a hijos durante siglos.



La artesanía era la respuesta a las necesidades del ser humano, proveyéndole de vestido, calzado, objetos funcionales, herramientas, armas... todo ello con la impronta cultural propia de cada pueblo o región.
La irrupción de la industria desde el s. XVIII- en España desde el XIX y principios del s.XX- trastocó profundamente la condición de la artesanía. A partir de entonces la artesanía fue incapaz de resolver las necesidades del ser humano, puesto que la maquinaria y los procesos industriales cumplían con creces esa misión, produciendo en masa y a costes reducidos. Desde entonces, la artesanía entró en una fase de declive que la llevó casi a la desaparición, reduciendo al objeto artesano a funciones únicamente decorativas o de "souvenir", donde su ventaja competitiva reside en el atributo cultural que posee.
Llama la atención poderosamente un aspecto ya mencionado: la artesanía se originó como respuesta a unas necesidades en momentos concretos, sin embargo, la mayoría de los artesanos a día de hoy siguen produciendo objetos cuya funcionalidad original resuelve necesidades extinguidas hace tiempo. La artesanía, con todo el bagaje cultural que acarrea, ha sido incapaz de separar las necesidades tradicionales, o históricas, del "know-how", del conocimiento de cómo trabajar los materiales, de sus cualidades y atributos. Inconscientemente, el valor añadido del producto artesano ha pasado a ser el valor total; al dejar de ser productos con valor añadido, han perdido competitividad. Solamente consumidores conscientes del valor cultural de un producto artesano estarán dispuestos a adquirirlo, constituyendo un mercado con claros límites demográficos y geográficos. En estas condiciones, la artesanía no es que corra riesgo de desaparición, es que sin la ayuda de las administraciones habría desaparecido del mundo desarrollado. (continuará)

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